Editorial | Breve Semblanza de un Infante Durante la Poké-manía.


El día 24 de Marzo de 2023 se emitió en Japón el último episodio de la serie original de Pokémon. Se podría argumentar que ante los muchos cambios y rediseños que ha tenido, no se puede considerar a la serie actual como la misma que se estrenó en 1997. Pero en esta ocasión se trata de un reinicio en toda regla, puesto que su eterno protagonista Ash Ketchum (Satoshi en el idioma original) no volverá para la siguiente temporada. Me parece que este cambio representa el fin de una era y la perfecta excusa para hablar de mi relación con la franquicia. 

Nací en 1990, así que durante mi infancia viví al fenómeno mediático conocido como «Poké-manía» Una agresiva campaña publicitaria que sucedió a finales de los noventa y principio de los dos miles que tuvo como consecuencia una masiva popularidad de la franquicia en occidente.

 


No estoy seguro como paso, ni si quiera recuerdo cuando o cual fue mi primera interacción con la franquicia; solo recuerdo que hubo un momento de mi vida en la que Pokémon no existía y al siguiente la publicidad de sus videojuegos, juguetes y artículos promocionales estaba por doquier. No creo que exista una franquicia que represente mejor el hiper consumismo de finales de los años noventa que esta, literalmente encontrabas a Pikachu hasta en la sopa. 


Comercial Sopa Heinz edición especial. Circa 1999


Uno pensaría que ante tan agresiva campaña mediática me vería fuertemente influenciado por Pokémon, pero la verdad es que no fue tanto así. Mi seguimiento de la franquicia fue más bien breve y se limitó principalmente al consumo de artículos promocionales. Desde pequeño tuve una obsesión por los coleccionables y dicha necesidad emocional fue cubierta en su momento por los tazos, estampas y taparroscas de la franquicia. Misma tendencia que años después me llevaría a aficionarme a las cartas de «Yu-Gi-Oh!» y «MyL» 


Este juego de mesa fue mi sueño no cumplido de la infancia.


Concretamente, mi interés en Pokémon; al menos durante esta etapa de mi vida, se limitó al periodo comprendido entre 1999 y el 2001. Yo siempre fui un fariseo respecto a Pokémon así que rápidamente volque mi fe en otra secta conocida Digimon. (Franquicia de la que hablare en otra ocasión)

Creo que mi desinterés en la franquicia comenzó con su primera película: «Pokémon the Movie: Mewtwo Strikes Back» . Mi madre cedió ante mis insistencias y me llevo a ver dicha cinta al cine. A la fecha aún recuera la experiencia como una de las películas más aburridas que ha tenido el disgusto de ver; habiéndose, literalmente, dormido a mitad de la cinta. 



Y no la culpo, sé que muchos fanáticos le guardan especial cariño a esta cinta por ser la primera, pero lo cierto es que no es la mejor de la franquicia. Ya desde aquella época todo el chistecito de Ash convirtiéndose en piedra y los Pokémon llorando a su alrededor para revivirlo me parecía la cosa más cursi del mundo (Si, ya se, desde niño era muy amargado. No es necesario recalcarlo). 


Donphan fue lo que verdaderamente me voló la cabeza como denota este tuit de hace algún tiempo


De hecho, el musical fue mas interesante y me dio material para una teoria sobre Delia Ketchum


Otro factor que freno mi acercamiento a Pokémon fue la enorme campaña de desprestigio que sufrió la franquicia por parte de medios nacionales e internacionales. Desde el incidente de Porygon hasta los resquicios del pánico satánico de los 80s, a Pokémon se le atacaba por todos los frentes. Hace algunos año me tope con un blog que había recuperaron uno de los boletines que se repartían en las escuelas de la época. En él se alertaban a los padres del mal que representaba Pokémon y el daño «irreversible» que podía causar a sus hijos. El solo análisis del boletín daría para otra entrada pero les dejo el link para que lo chequen por cuenta propia. 

Esta situación desencadeno una censura violenta por parte de los padres y en algunos casos, la destrucción de mucha de la mercancía de la franquicia. Si alguna vez se han preguntado como un tazo de Pokémon puede alcanzar hasta 100 pesos de valor en la reventa y obviando la ambición desmedida de los revendedores, esta una de las principales razones.


Fragmento del programa «Hablemos Claro» con Lolita de la Vega en donde se ataca a Pokémon y otras series populares de la epoca. Tv Azteca, Circa 2000 


Así mismo, no eran buenos tiempos para vivir en México (nunca lo son) y los resquicios de la crisis del 94’ aún se sentían en la economía familiar. Esto al menos en mi caso ocasiono que nunca tuviera un juego oficial de Pokémon (Ningún tipo de consola de hecho, sino hasta el primer Play Station) Así que mi interés se disipo rápidamente una vez pasado el punto más argüido de la Poké-manía.



Irónicamente, mi acercamiento a la franquicia ha sido mayor en la vida adulta. El fenómeno de masas que fue Pokémon GO durante 2016 me reconecto con ella. Ya con ojos de adulto pude comprender muchas de las posibilidades que puede ofrecernos esta franquicia (Aunque Gamefreak y Nintendo no estén dispuestos a aprovecharlas) 



No obstante, Ahora que se ha anunciado su retiro no puedo menos que sentir algo de melancolía por esa, aunque breve, etapa de mi vida en que volvía después de clases y me sentaba frente a la televisión a disfrutar de las aventuras de Ash y sus amigos. La partida del eterno niño que buscaba convertirse en maestro Pokémon nos dice mucho no solo de los cambios que enfrenta la franquicia si no el mundo en general. Cada día es mas evidente que el mundo que conocíamos cuando éramos niños dejo de existir hace mucho y que es momento de emprender un nuevo camino. No olvidándonos del pasado sino construyendo algo nuevo a partir de él. Por eso no queda mas que despedirnos y dar gracias por todos esos bellos momentos.


¡Hasta siempre, Ash!





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